En mi época de estudiante use el transporte urbano con mucha asiduidad y forraba y reforraba hasta los libros de bolsillo para no destrozarlos con tanto ajetreo. La solución la he descubierto hace poco. El hule que le sobra a tu madre cuando lo compra para la mesa sirve también para estos menesteres, y si le pones un asa, ya triunfas!
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